Paredes de corcho, suelos de DM...
El tamaño final del escenario va a ser de 1,50 x 1,50 metros, así que tuvimos que partir el suelo en cuatro cuadrantes e ingeniárnoslas para que encajaran entre ellos, dejando espacio debajo para poder atornillar y desatornillar los muñecos con relativa facilidad.
Como sé que lo que queréis son fotos, ahí os dejo unas cuantas para que os hagáis una idea:
Como sé que lo que queréis son fotos, ahí os dejo unas cuantas para que os hagáis una idea:
Estos son los paneles de corcho de los que están construidos las paredes.
Aquí María cortando paneles a medida.
Y aquí dándole una cobertura de aquaplast para que parezcan paredes realmente.
Con el mismo aquaplast modelamos a dedo los listones de madera que se verán en la mitad inferior de la pared.
Este es el resultado una vez pintado y barnizado, imitando pared y madera.
Aquí yo misma cortando los trocitos de madera que servirán de marcos para puertas y ventanas.
No se aprecia en la foto, pero también pegamos un trozo de metacrilato a modo de cristal.
La pared frontal desde dentro.
Construimos rodapiés de cartón barnizado para ocultar el corcho en la unión con el suelo.
Y aquí nuestro invento para elevar el suelo. La intención es que esas cuatro patitas encajen en el cajón de plástico que veis abajo, para que retirando el cajón se retire también fácilmente la superficie. Sorprendentemente funciona.
Tomando medidas para poner la maderita a la altura correcta. Está hecha de cañas y posteriormente barnizada. En las últimas semanas nos hemos apuntado al club de fans del barniz y el pegamento termofusible. ¡Los usamos para todo!
También tenemos una pared de DM que va detrás de la barra. En ella va a ir una estantería para la máquina registradora, y otra para botellas varias y demás cositas que uno espera ver en un bar.
El sistema de pegado fue cutre pero efectivo. Habría sido más fácil si hubieramos tenido manera de cortar el borde de los paneles de DM en el ángulo adecuado. Pero en el taller no tenemos nada que pueda hacer eso con precisión y en la facultad hace falta cumplimentar una cantidad bárbara de papeleo, comprarle un jamón al decano, matar a un dragón montado en una cabra y beber la sangre de una virgen para conseguir que te dejen usar la maquinaria de otro departamento. Así que lo hicimos a lo bestia con el cutter, con los resultados que ya veis. No fue tan grave. Solamente poco profesional.
Por suerte va todo recubierto de tela y no se nota. La tela era muchísimo más hortera, pero un poco de látex y un poco de pintura verde le dio el tono de pared de antro que veníamos buscando. También nos curramos una cortinilla para la puerta de la cocina. Está hecha de cadenas y pesa una barbaridad. Tuvimos que clavarla con clavos, como se hacía antes de la invención del termofusible. Menudo trauma.
También pintamos con spray la mitad de las cadenas para que fueran rojas y doradas, tal y como teníamos en mente. Somos amantes del detalle. Demasiado, diría yo. Espero que después se note.
Aquí está el resultado. Esa soy yo tomando medidas con el nivel para colocar las estanterías, previamente cortadas en madera y barnizadas.
¡Y este es el resultado final de nuestra pared tras la barra!